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Si pensamos en el concepto de reciclaje, probablemente lo primero que venga a nuestra mente sean materiales y residuos derivados del plástico o del papel. A día de hoy, lo cierto es que existe bastante concienciación con respecto al tratamiento y reutilización de este tipo de materiales.
Sin embargo, olvidamos otros muy empleados en la fabricación de objetos que utilizamos en nuestro día a día y que son también aptos para someterse a un proceso reciclaje, como son, los metales. En el post de hoy, veremos cuál es la segunda vida de los metales tras su reciclaje.
¿Qué segunda vida pueden tener los metales?
Dependiendo del tipo de metal, se le podrá dar un uso u otro tras el proceso de reciclaje. La ventaja principal que ofrece el reciclaje de metal es que, tras el proceso, estos conservan prácticamente intactas todas sus propiedades y cualidades. Así, tras la recogida y transporte de los residuos metálicos, pueden ser introducidos de nuevo en el proceso de producción sin perjudicar ninguna de sus facetas.
Metales más utilizados: ¿Cuál es su segunda vida?
Aluminio
El aluminio puede ser reciclado de manera ilimitada. Se caracteriza por su ligereza, su resistencia a la corrosión, su conductividad de la electricidad y del calor, sus propiedades reflectoras y su fácil maleabilidad. Reciclándolo, se reduce notablemente el impacto ambiental pues, la producción actualmente en Europa alcanza las 4 millones de toneladas anuales. Normalmente, los usos para los que se emplea una vez reciclado son en la fabricación de latas, de menaje de cocina o bicicletas.
Plomo
Actualmente, se considera que las reservas que poseemos de este material tienen una vida relativamente corta. Por ello, es fundamental que pase por un proceso de reciclado con el que abastecer la demanda, pero sin perjudicar al medio ambiente. Su uso principal es en la fabricación de baterías de coche, cubiertas de cable o tuberías
Acero
El acero, se posiciona como el metal más reciclado. Es muy común encontrarlo en bienes como vehículos, electrodomésticos y latas, aunque también puede provenir de la compra- venta de chatarra industrial. Tras su reciclado, se suele volver a emplear en la fabricación de esos mismos útiles.
Latón
El reciclaje de este material es bastante sencillo en comparación con otros. Solamente fundiendo la chatarra de latón ya puede obtenerse material con las mismas propiedades que el original. Su aplicación más común tras ello es en elementos de decoración, enchufes o radiadores.
Cobre
Europa destaca por ser la zona del mundo con mayor tasa de cobre reciclado. Normalmente, se utiliza, una vez reciclado, en la producción de semielaborados como tubos de cobro, laminados o alámbres. Como dato a destacar, uno de los mayores casos de reciclaje de este material fue tras la entrada del euro. Se retiraron más de 260.000 toneladas de monedas que fueron fundidas y fueron empleadas en la fabricación de las nuevas monedas.
Bronce
Este material es en realidad una aleación del cobre, por lo que su producción desde cero es bastante costosa. Por ello, el reciclaje de bronce es cada día más común. Una vez fundido y reciclado, puede utilizarse desde para fabricar bombas, válvulas, hélices y otros accesorios de tubería. Sin embargo, uno de los usos más curiosos que se le da a este material es en la fabricación de estatuas modernas. De hecho, estas normalmente suelen contener hasta un 30% de este material reciclado.
Hierro
El hierro es otro de los metales comúnmente utilizados en la industria. Junto al níquel, este metal es el responsable del campo magnético de la tierra, lo que lo hace esencial. Por lo tanto, es imprescindible reciclarlo y reutilizarlo sacándole el máximo provecho.
Su proceso de extracción es uno de los más complejos. Esto hace que el reciclaje ya no sea una opción, sino más bien una necesidad. Una vez reciclado, se emplea para producir desde herramientas, hasta verjas para viviendas.
Como vemos, la mayoría de metales que son empleados en el proceso de fabricación de los objetos y elementos que utilizamos en nuestro día a día son aptos para ser reciclados. De esta manera, estamos ayudando al cuidado del medio ambiente. Dándoles una segunda vida estamos mejorando la calidad del aire y disminuyendo las emisiones de gases efecto invernadero y de los residuos tóxicos.
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