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El aluminio es uno de los metales que más se utilizan en la industria a nivel mundial. Dada tal magnitud, realizar el ciclo de reciclaje de aluminio adecuadamente puede suponer un enorme ahorro en recursos. Los gastos, tanto económicos como energéticos, que conllevarían producir este material desde el principio son mucho mayores que los que suponen su reutilización. Terminado este proceso, el metal es plenamente apto para su utilización en otros productos.
Etapas del reciclaje de aluminio
1. Recolección
Todo este proceso se inicia en realidad en el origen, es decir, donde se producen los deshechos. Según el lugar donde se hayan ocasionado distinguiremos entre dos tipos. O bien, proviene del consumo doméstico, o bien del industrial. En el primero de los casos, nos referimos a latas de refrescos u otros tipos de envases que tienen en su composición este metal, aunque en una cantidad muy reducida. Esta clase de desechos, son depositados en el contenedor amarillo por los propios consumidores. El segundo tipo mencionado, suele ser desechado en grandes cantidades por las industrias y recogido por empresas que se dedican a la compra venta de chatarra.
2. Separación
En el primero de los casos, una vez llega la basura a una planta de clasificación, se utiliza un sistema de campos magnéticos opuestos con el que se consigue separar el aluminio de otros tipos de envases facilitando así la gestión de los residuos. Una vez separado se lleva al centro de reciclado donde ahora sí, se unirá a la chatarra de aluminio para ser tratado.
3. Compactación
Al llegar a la planta, todo este material es comprimido para después triturarse en un molino y se eliminan también las posibles impurezas que pueda tener. Ya triturado se compacta en forma de placas reduciendo considerablemente su volumen y facilitando el futuro proceso de fusión.
4. Limpieza de placas
Cuando han sido creadas las placas, se tratan mediante compuestos químicos para que el material tenga la mayor pureza posible. Que contengan algún resto de otros elementos puede interferir en el proceso y suponer un inconveniente a la hora de conseguir un reciclaje de aluminio idóneo. Concluida la limpieza se unen todas las piezas para evitar que se oxiden.
5. Fundición
Los bloques que han sido creados en el paso anterior se funden en hornos de reverberación que llegan a alcanzar temperaturas de hasta 1000 ºC. En ellos, el metal se desgasifica y pasa a estado líquido.
6. Proceso para darles forma
Al estar en estado líquido, el material puede tomar la nueva forma que desee el comprador, aunque normalmente se hace en lingotes o barras. Ya estaría listo para ser reciclado y convertirse o utilizarse en cualquier otro tipo de producto.
Ventajas del proceso de reciclaje
El ciclo de reciclaje de aluminio aporta numerosas ventajas, tanto a nivel medioambiental como de tipo económico.
- Una vez el aluminio ha entrado en su proceso de reciclaje, solamente hace uso de un 5% de la energía que sería necesaria para su producción inicial. En consecuencia, el ahorro que se produce de energía es enorme.
- Puede reciclarse de manera ilimitada. Por más veces que se someta a este proceso, el aluminio no llega a perder sus propiedades. En consecuencia, se puede utilizar de manera indefinida.
- Se reduce el impacto medioambiental. De estar acumulado en un vertedero, no se podría biodegradar. Además, es un material altamente contaminante.
Es innegable que el proceso de reciclaje del aluminio contribuye a un mejor aprovechamiento de los recursos naturales y materias primas a la vez que permite reducir el gasto energético y económico. En Garfella Carsi, ofrecemos servicios de compra venta de chatarra, gestión de residuos o servicio de contenedores para facilitar a tu empresa este proceso. No dudes en ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra web.